Ocurre que sentía que las letras no me dejaban plasmar realmente lo que quería plasmar, que de pronto tenía que actualizar esta página para que mis cinco amigos la lean y me comprendan y compartan conmigo las sensaciones que se me ocurría contar o las cosas extrañas que me encontraba pensando en un determinado momento, pero no me gustó, no me gustó en forma ni fondo y vi que el pozo no era lo que yo quería que sea en un principio, sí era mi válvula de escape cursi donde podría poner lo que se me venga en gana sin miedo a nada, porque Penny es ese lado de mi que es rosa (o sea el 70% más o menos) y que no tiene pena de mostrarlo.

Sin embargo aquí estoy de nuevo porque después de tantos días en cama enferma y de aprenderse los horarios de todas las series de televisión que existen una se da cuenta que o se para de ahí o muere de aburrimiento y con ese paso fuera de la cama se dan otros pasos, cada vez un poco más lejos. Tengo menos tiempo que antes porque me la paso fuera, haciendo alguna cosa que no sea ver tele en casa y por eso escribo cada vez menos, pero siento que regresa a mi la energía de moverse y empezar a buscar nuevas metas porque la rutina mata y yo soy muy joven para morir. Ahora todo está bien, los caminos se extienden hacia donde los quiera llevar, no hay penas de ningún tipo, hay indecisiones profesionales, hay escasez monetaria pero hay sonrisas y sentimientos intensos. Eventualmente aprendemos de las cosas que pasan y las perspectivas nos añaden valor al dejarnos ver cuán importantes somos en realidad.

Por eso vuelvo al pozo, porque creo que en esta racha energética es posible intentar que sea lo que originalmente debía ser, la piscina de las palabras con las que me gusta pintar lo que vivo, así a nadie le interese lo que vivo, agarrar la viada para atreverme a exponerme de nuevo de la forma que yo crea más agradable es un buen paso me parece.